Alumnos de una institución educativa en Chiclayo, región Lambayeque, se ven obligados a estudiar bajo techos de calamina que se levantan en plena clase debido a obras de infraestructura paralizadas. Esta precaria situación pone en riesgo la seguridad e integridad física de los estudiantes, exponiéndolos a accidentes y a las inclemencias del tiempo. Los techos de calamina, deteriorados y mal instalados, se desprenden con facilidad, creando un ambiente de aprendizaje inseguro e inadecuado. La paralización de las obras de infraestructura escolar genera una situación crítica que afecta directamente la calidad de la educación y el derecho a un ambiente de aprendizaje seguro. Los padres de familia exigen a las autoridades educativas una solución inmediata al problema, solicitando la culminación de las obras o la implementación de medidas de seguridad provisionales. La falta de inversión en infraestructura educativa de calidad es una problemática recurrente que afecta el desarrollo académico de los estudiantes. Se hace un llamado a las autoridades para que prioricen la inversión en infraestructura escolar segura y adecuada para garantizar un ambiente de aprendizaje óptimo para todos los alumnos. Este caso resalta la importancia de la planificación y ejecución eficiente de obras públicas para evitar situaciones que pongan en riesgo la seguridad y el bienestar de los estudiantes.